Apuntes de una tragicomedia | EDITORIAL

 Por: Santiago Cantillo

“El pasado es hermoso porque nunca comprendemos una emoción en el momento. Se expande más tarde, y por eso no tenemos emociones completas sobre el presente, tan solo sobre el pasado", dijo alguna vez Virginia Woolf. Frase a la que me remito después de analizar con detenimiento el estado absolutamente inerte de este Barcelona. Claro, creo que a la brillante escritora británica le faltó sumarle un detalle a ese enunciado, que con mucha humildad me permito agregar: el único momento de la vida donde podríamos tener emociones completas sobre el presente es en la misma muerte. Y después de este 2-8 el conjunto catalán murió.

                                  

Messi y Ter Stegen. Victimas de una época derrotista.                         

 

Parece que con la ejecución que le propinó el Bayern Munich ahora si se tiene verdadera consciencia del estado dramático que lo encierra a nivel club, nivel proyecto y nivel equipo. Una goleada histórica que es la consecuencia de una sucesión de situaciones desafortunadas y que tuvo muchos preludios: Paris 2017(maquillada por la famosa remontada), Turin 2017, Roma 2018, Anfield 2019. No es para nada casual. Sorprenderse por la pobre presentación del equipo de Quique Setién en Lisboa es no tener noción de los últimos acontecimientos en los que Messi y los suyos se han visto involucrados. Mirar la escenas dantescas del Estadio Da Luz con asombro podía ser significante de dos cosas: o eres de los que no ve fútbol sino hasta la época de eliminatorias de Champions, o eres hincha blaugrana y lo tuyo era fé ciega. A los primeros, de la línea para allá. A los segundos los entiendo y los acompaño en su dolor, pero es que fue crónica de una muerte anunciada. Desde hace mucho tiempo el Barcelona no domina ninguna faceta del juego salvo la de marcar goles porque tiene, por supuesto, al elemento goleador por excelencia: Leo. Pero no es un equipo que, al menos en el máximo nivel, pueda trazar y ejecutar un plan. No puede construir desde la solidez defensiva, tampoco cuenta con jugadores aptos para la intensidad y la lucha por la segunda pelota. Es incapaz de presionar alto y mucho menos le da para jugar a lo que es la corriente histórica del club: plantarse en campo rival y apelar a la tenencia compulsiva y el ataque posicional. En el Barça, sencillamente, la pelota quema. Y si no vayan a ver el lío que se armaron Semedo y Sergi en el segundo gol del osito Perisic...


Setién, uno de los señalados. Pero todo no pasa por el banquillo. 

 

Entonces esta crisis de identidad lo que hace es denotar una pobre confección de plantilla. Sin conocer a fondo la situación, estoy absolutamente convencido de que no se tiene una idea clara de lo que se pretende desde dirección deportiva a principio de cada temporada. No hay un por qué exacto para cada fichaje más allá del ruido que hace un Coutinho(vaya humor negro), De Jong o Griezmann. Por otro lado, el degrade del estilo culé tiene mucho que ver con la sobreexplotación de la nostalgia. La excesiva añoranza por los tripletes, Pep, Luis Enrique y demás historias lo único que ha hecho es agudizar la profunda crisis de un Titanic del que ya ni Jack o Rose podrán escapar a tiempo. En los últimos años, mientras el barcelonismo se ha cansado de buscar a los nuevos Xavi e Iniesta, se perdieron de un Thiago Alcántara. Jugador pletórico que ya sabe todo los secretos del mediocampista y es estético hasta para correr. Y que es parte esencial de la manada de lobos que en la tarde de ayer desmembró a ese cadáver putrefacto en descomposición. Porque si, no todo es demérito del Can Barca. También debe haber reconocimiento para la ruidosa, alegre y aplanadora banda de Hans Dieter Flick. Una nave que ya mostraba propiedades supersónicas y que supuestamente necesitaba ganarle a alguien para ser visto como favorito de la competencia, a pesar de que ganó con holgura la Bundes. Liga menospreciada, pero en la que se están pavimentando gran parte de las rutas por las que irá el fútbol europeo los próximos años. No por nada tres de los cuatro técnicos semifinalistas de la Champions son producto teutón.


El hijo de Mazinho. Crack de galera y bastón. 

 

Ya entrando finitamente en lo que fue el partido, debo decir que el planteamiento de Setién, ese hombre al que se le borró la sonrisa y un entrenador que fue devorado por el vestuario en menos de un mes, no me pareció malo. Digo, su postura valiente en los primeros minutos le permitió competir de igual a igual en un partido en el que en condiciones normales no tenía oportunidad. El autogol de David Alaba, la que le saca Neuer a Suarez y una pelota cruzada de Messi que nadie empujó fueron ocasiones que inquietaron al Bayern. Sin intimidarlo dejó entrever que su zaga es permeable, pero en el golpe a golpe que se instaló en los primeros 20´, los de Flick son un boxeador que pega mucho mejor. Su poderío ofensivo es envidiable. Además de desdoblar por los costados con suma facilidad porque tiene varios purasangre, en el circuito interno se vale de tres maravillosos futbolistas: El ya mencionado Thiago, que parece Al Pacino bailando tango en Perfume de Mujer. Leon Goretzka, un box to box que nos hizo acordar a Sami Khedira en aquel 7-1 de Belo Horizonte. Y Thomas Muller, el MVP definitivo y el jugador con más cara de nazi que vi en la vida. Dijimos en nuestro primer video del canal de Youtube que una de las mejores cosas que hizo Hansi es darle una segunda juventud al bueno de Thommy. Es impresionante como nos hizo creer a todos que ya había dado lo mejor de su carrera, pero en pleno 2020 sigue siendo un picahielos. Toma las mejores decisiones para el desarrollo del ataque, todas las progresiones de su equipo pasan por sus pies(ojito al pase de primera en el gol de Gnabry) y sigue siendo factor diferencial en el marcador. Una máquina de competir que se muestra poderoso hasta para celebrar los goles, con esa expresión de gladiador y el puño apretado mientras los junta a todos para celebrar. La cara visible de un equipo hambriento que abrió definitivamente el armario para ponerse el saco dorado de Elvis Presley. Que al mejor estilo alemán nunca quitó el pie del acelerador y vapuleó al Barcelona de los juguetes rotos y los ciclos cumplidos. Candidatazo para ganar esta UEFA Champions League ultra salvaje. Que va cremando cuerpos que tendrán que resurgir de las cenizas. Y fortaleciendo monstruos que van al frente por la gloria.


La piedra angular de este Bayern candidato. 

 

 

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1 Comentarios

  1. “El pasado es hermoso porque nunca comprendemos una emoción en el momento. Se expande más tarde, y por eso no tenemos emociones completas sobre el presente, tan solo sobre el pasado". Me gusta mucho esta frase, al mismo tiempo me gusta especialmente el fútbol y el Barcelona.

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