Desde que él se fue - Opinión

 Por: Luis Miguel Solano 



Se puede ver en esas franjas de color rojo y con fondo blanco la pasión, el fervor de una región entera. Esa misma franela que es el amor de toda una ciudad. De esa misma que cada que vemos en la calle reflejada en la luna barranquillera se puede ver cuán mágica es.
La que han usado grandes maestros y merece ser tratada con todo el respeto del mundo, aquella que desborda la alegría cuando se gana y una tristeza profunda cuando se pierde. Puntualmente hablaremos de la diez. Y así sale…

 

Corría el 27 de mayo de 2012. Giovanni Andrés Hernández Soto jugaba su último partido con la casaca rojiblanca, la misma camisa con la que se convirtió en ídolo y nos dio tantas alegrías. Llegan gratos recuerdos, cómo olvidar cuando el diez nos deleitaba con su fútbol champagne en el coloso de la Ciudadela. Cuando nos deslumbraba a todos con sus magníficos y casi que infalibles tiros libres. Ese penal de campanola marcado en el Palo Grande que nos dejó a todos con el corazón en la mano, dudando si entró o no...

 Por supuesto, tampoco podemos obviar ese lapso entre 2008 y 2009 en el que no se ganó título alguno, pero de la mano de niño del millón de dólares logramos escabullirnos del fantasma del descenso y acariciar el rótulo de campeón en Colombia. Demostrando un fútbol de alto vuelo en todos los estadios del país, pero como todo en este magnífico deporte faltó esa cuota de suerte que un año atrás nos había salvado para no bajar de categoría... Quedó un sinsabor por la forma en la que se fue, lamentación que se agudiza con los años por no encontrar por lo menos a un solo enganche que pueda echarse el equipo al hombro. Y como si fuera poco, los últimos jugadores que utilizaron este magnífico dorsal, no tuvieron una línea de regularidad que los hiciera portadores de ser sucesores del maestro del Valle del Cauca en las toldas rojiblancas para desenvolverse como tal.

 Para empezar la lista de portadores del número diez en Junior (Post Hernández), tenemos a un jugador de 1, 60m y de mismo apellido que su antecesor: Vladimir. Aunque fue un solo semestre en la que el futbolista utilizó este número, no prosperó de la forma esperada; se le otorgó la oportunidad de usarlo ya que había sido participe de dos títulos junto al mago y de ahí se formó una interesante dupla que daba esperanzas de que la historia continuaría con el pequeñín. Su militancia con ese dorsal sagrado se vio interrumpido por el arribo de uno de los fichajes que más ilusionaban al Juniorismo.



 Irregularidad e indisciplina son los factores fundamentales con los que se pueden describir la estancia de Michael Ortega en Junior. Su llegada forjó una grandísima ilusión en los hinchas rojiblancos quienes veían en él a un jugador hincha del equipo, de la región y sobre todo a un joven que iba a dar todo por esa camiseta. Pero como todo no es color de rosa, Michael se le olvidó que portaba una camisa cuya identidad es única. Muchos actos extradeportivos hicieron que la cabeza de Ortega se ubicara en otra parte, pero no en la cancha… Donde años atrás deleitaba con su fútbol en las categorías inferiores de clubes y hasta la misma selección Colombia. Aunque claro, tampoco podemos dejar de mencionar que las lesiones también fueron un factor en su contra. A la postre todo esto se juntó y permitió que el hijo de Palmar de Varela pasara sin pena ni gloria por el tiburón. Aumentando el grosor del vacío que dejaron los demás.

“Jugaré en Junior hasta que me den las piernas”. Esas fueron las declaraciones que dio Macnelly Torres al ser presentado como el enganche que iba a romper los esquemas e iba a colocar en lo más alto al equipo currambero. Torres estuvo seis meses en la ciudad, la gente volvió a reabrir sus esperanzas con un jugador mucho más maduro que el del 2004, cuando salió campeón luego de una proeza en el Atanasio Girardot en la que su inclusión significó un martillazo al trámite del partido. Tuvo un paso por el fútbol del exterior que hacía más efervescente su contratación y rompiendo el mercado de ese año en el FPC (2015 I). Pero después del escándalo de los cuatro extranjeros, salió por la puerta de atrás y siendo resistido por la hinchada. Aunque su rendimiento fue buenísimo en un lapso de tiempo relativamente corto, es la hora y sigue siendo fuertemente criticado por dejar el club en medio de un lío económico e irse a jugar en uno de los máximos rivales del equipo.



Jarlan Junior Barrera Escalona, ese chico surgido de las inferiores del club, respaldado y recomendado por un tal Carlos Valderrama. Sin duda alguna hablar de él es como tener una papa caliente en las manos, una bomba total; talentoso y con una zurda esplendida, pero como a veces en el futbol eso no lo es todo, aquí pesaron muchos más factores para su salida casi que presionada mediáticamente por hinchas enfurecidos. Cinco o seis partidos excelentes por semestre y del resto la gente preguntaba, ¿Dónde está Jarlan? Seguramente su último semestre fue el mejor futbolísticamente hablando, la rompió con sus actuaciones y se paseó por todos los estadios en los que jugó, pero… ¿por qué esperó 6 años para tener su consolidación? Esas son preguntas que la gente del común se hace, quizá porque ya tenía todo arreglado para ir al fútbol del extranjero... son cosas que nunca se sabrán. Lo que sí está claro es que Jarlan es un jugador con clase y sutileza, pero traicionado a menudo por esa manera tortuosa de manejarse. Crack, pero lagunero.



 Luego de esto tomó las riendas un jovencito nacido en Barrancas, La Guajira. Quien lo usó más que todo por una distinción a su labor realizada en el año inmediatamente anterior y para evitar su partida tempranera a un fútbol extranjero que tal vez lo iba a devorar. Luis Díaz se caracterizó por ser un jugador explosivo y rápido, sagaz con el balón en sus pies, sin duda alguna le espera un futuro triunfante en el viejo continente. Desde un punto de vista lógico se puede decir que es el único que no se vio envuelto en problemas que trascendían el rectángulo verde del Metro, y consecuentemente ha sido el que mejor la ha portado la ha diez desde que Hernández Soto nos dejó.




Por último tenemos a Luis Daniel González, quien llega al equipo procedente del Deportes Tolima donde se destacó por sus buenas actuaciones y que no ha cuajado del todo en el equipo del norte de Colombia. Aún no se entiende por qué “Cariaco” utiliza este dorsal que ha pasado por históricos como  Alfredo El Maestrico Arango, Juan Miguel Tutino, Carlos Babington, Julio César Uribe, Carlos El Pibe Valderrama, y Marquinho. No ha demostrado mayor cosa, a excepción de un pase sin mirar en Ibagué. Ahora, pasa el tiempo y G10 seguirá siendo el último diez. Nadie ha logrado llenar su sombra. Y tampoco se avista en el horizonte algún elegido.





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