El libro de fantasía de unos leones | EDITORIAL

 Por: Christian Sanjuan

‘’Juega como si nunca pudieses cometer un error, pero no te sorprendas cuando lo hagas’’ –Johan Cruyff

Si partimos esta frase justo por donde está la coma, describe la situación de los dos equipos que vimos en cancha ayer. La primera parte de la frase evoca a un Olympique de Lyon que se jugó el mejor partido de su vida, casi como si el mismísimo Cruyff les hubiera hablado al oído durante todo el partido diciéndoles que ellos podían ganarlo. En el lado gris de las comillas, tenemos a un Manchester City que jugó a lo que los lioneses le permitieron. Los que vestían de negro solo cometieron dos errores, los cuales les pudieron costar carísimo contra un City que fue ineficaz, y termina perdiendo el partido en los lugares donde el Lyon le dejó jugar: en las áreas.

                         Todos dábamos por muertos a Los Leones. Esta postal lo dice todo.

Mi introducción se basó en el pensamiento previo al partido, porque todos nos imaginábamos un City arrollador contra un Lyon especulativo, pero obtuvimos todo lo contrario. Los de Pep lo intentaron desde el pitido inicial, pero yo me acomodé en mi asiento rozando los primeros diez minutos de encuentro, y veía que algo no era normal. Y es que claro, el Lyon no daba nada por sentado como lo hacíamos todos en la página de apuestas una hora antes del partido. Ellos eran eruditos del contexto, sabían a quienes estaban enfrentando, sabían quiénes eran ellos. Y como si fuera poco, Rudi Garcia en su libretita de la que tanto se burlaban en la transmisión del canal rojo, estaba a punto de escribir uno de los mejores libros de esta Champions League.

Comentarios de amigos expresaban lo aburrido que estaba siendo este partido, los grupos de WhatsApp estaban quietos. Twitter más desolado que nunca a comparación de las jornadas pasadas. Cornet en un tiro con una parábola increíble despertó a todos aquellos que creían que el City pasaría cómodo. Empezó a resonar el: ‘’Otra vez no’’. Todas las llaves de estos cuartos de final habían tenido un sabor a hecatombe por muy mínimo que fuera, pero esta era la que más pinta de trámite tenia por mucha intención de no menospreciar al Lyon que hubiese. Porque siendo sinceros el Lyon no tenía ni siquiera estadísticas para superar al City. Si uno miraba los equipos que moraban en los octavos de final el más flojito aparentemente era la escuadra de García. Sobre todo por el corto proceso que tenía con un nuevo técnico y que su resultado en la liga no fue el más alentador.

                        Nadie pensó que llegaríamos a ver imágenes cómo esta. El Lyon estaba ganando.

Lo que ocurrió en aquella primera media hora del partido alarmó a medio planeta futbol. Pero así acabó la primera parte, el Lyon jugando mejor que el City. Ahora es donde todos se preguntaban ‘’ ¿Y el colorado De Bruyne?’’. La respuesta se las da el mediocampo del Lyon, junto con el zaguero Marçal, que nunca dejaron que el belga recibiera solo. La única que pudo recibir a su merced fue la de aquel derechazo de fe que levantaba a los celestes, pero que sirvió de motivación para los vestidos de negro. Ante todo, se destaca la capacidad que tenían para neutralizar a KDB antes de que siquiera pudiera acariciar la redonda. Muy pocas veces pudo colocarse de frente en tres cuartos. Tal vez esta era la tarea más difícil para la defensa de Rudi García porque de ahí para atrás nada significaba miedo para Los Leones. Que supieron frenar los centros de Walker y Cancelo, las fintas traicioneras de Sterling, y hacían carecer de valor los movimientos de Gabriel Jesús. Esa microformación de Marçal-Marcelo-Denayer fue un diplomado en defensa que equipos como el Barcelona debería empezar a cursar. Barridas, anticipos, duelos aéreos, protección de espacios. Siempre ordenados y cero distracciones, representando garantías para el arco del espléndido guardameta Anthony Lopes. Que a pesar de que no agarró ni media bola (cosa que parece paradójica) nunca bajó la guardia y evito muchos tiros lejanos, estos terminaban siendo el último recurso de los de Guardiola. La seguridad que da el portugués es abismal.

Y el técnico español termina haciendo un papel de villano inesperado, porque como buen villano, al principio nunca sabes que será tu verdugo. Con verdugo me refiero al cambio Fernandinho por Mahrez. Al principio todo bonito con el pase de película que mete en la jugada del gol esperanzador, pero Guardiola al parecer escuchó al viejo conocido decir la frase ‘’Ganar como sea’’, El equipo no asimiló la configuración de la defensa con la salida de Fernandinho, el cual había tenido un trabajo flojito en aquella extraña línea de tres del primer tiempo. Ya luego solo queda mencionar la infinidad de ocasiones que tuvo el City en el segundo tiempo, que sin ser claras, intimidaban.  Aunque eso solo aplique para los espectadores. Porque con mucha cabeza fría, ese ‘equipito’ como muchos lo llaman, supo descontar. Y como dije en el post de Instagram, pareciera que cada vez que el conjunto azul de Manchester se llenaba de valor para buscar el gol, Los Leones desprendieran un rugido de la libretita de García y doblegaran esa entereza para sacar adelante su eliminatoria. Todo sucedió en pestañeo, porque fue UN MINUTO lo que transcurrió en el reloj desde que Sterling manda el balón a la grada vacía hasta que Ederson da el rebote. Para que Dembelé ponga su segundo gol sin haber estado ni 15 minutos en cancha.

                         El error de Ederson significó la eliminación para el City.
                        

Con el dolor que amerita, he de decir que el futbol es justo. Igual que el Leipzig (aclaro que son contextos diferentes), el Lyon recibe lo que merece. Ese premio a las ganas de proponer, pelear, hacerse sentir. Termina siendo un partido utópico para el conjunto francés, que se instala en semifinales contra todo pronóstico. Porque venimos diciendo desde hace dos semanas que se reanudó la Champions, que a ningún equipo se le debe dar por muerto. A esos equipos que todos daban como clasificados les toca mirarlo por TV para que termine siendo unas semifinales netamente franco-alemanas. Y que esas ligas menospreciadas se suban en la cima de la gloria, señalando entre otras cosas el crítico momento del fútbol español. Siendo esta la confirmación de que, por si a alguien no le ha quedado claro, en la Champions todo es posible.

                         Esta imagen era probable, lo poco probable era que ocurriera ayer.

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